Vinos Elaborados con Uva Garnacha

La cepa de garnacha es vigorosa y produce racimos grandes y compactos. El secreto de su carácter se encuentra en su piel fina y rojiza. Es sensible al corrimiento y requiere suelos bien drenados, pero resiste bien la sequía y el viento. Para lograr su máxima expresión, prefiere terrenos poco fértiles y cierta altitud que le otorga un fresco aroma a piel de naranja. En algunas regiones, se la planta mirando al norte para reducir su exposición al sol y evitar un exceso de calor y una maduración tardía que aumentaría su graduación. Cuanto más floral, más pobre y recio el suelo, y más lenta la maduración, más complejo será el vino.

La garnacha acumula azúcares rápidamente, lo que le permite producir vinos con buen volumen alcohólico. Dependiendo de la región en la que se cultive, puede beneficiarse de orientaciones frescas o altitudes elevadas. Soporta bien el calor y madura tardíamente. Sus bayas son de tamaño mediano, con sección esférica y piel de color rojo violeta oscuro. La pulpa es blanda, jugosa y sin pigmentación.

Los vinos de garnacha son jugosos, afrutados, elegantes y golosos. Tienen un color tenue, una acidez media y un trago amable. En cuerpo y color se encuentran a medio camino entre los vinos de syrah, que son mucho más intensos y oscuros, y los de pinot noir, que son más delicados y con menos coloración. Su tanicidad es raramente excesiva, y el roble ayuda a fijar su color, pero conviene no abusar de él para no ocultar la fruta. El vino de garnacha refleja claramente el carácter del terruño y llena la boca con amabilidad y reconfortante calidez.

Esta variedad se utiliza ampliamente tanto en vinos tintos como en rosados. A menudo se combina con otras uvas de mayor color y acidez, como la cariñena, la syrah o la monastrell. En la región francesa de Banyuls, en el sur de Francia, son famosos los vinos dulces elaborados con garnacha tinta. En el norte de Cataluña, se producen vinos licorosos de garnacha blanca y gris conocidos como Garnatxa d'Empordà.

Antes, la garnacha era considerada una uva de baja calidad y solo apta para producir vinos de mezcla debido a su falta de taninos, acidez y color. Sin embargo, en la actualidad, la garnacha es una de las uvas más valoradas en España. Los vinos de garnacha de cepas viejas en parcelas con cierta altitud, como L'Ermita de Álvaro Palacios o Rumbo al Norte de Comando G, han obtenido la máxima puntuación en la guía del Wine Advocate con los codiciados 100 puntos de Robert Parker.

En el Priorato (garnatxa en catalán), la garnacha es mezclada a veces con cariñena o syrah, y los vinos de garnacha de zonas con cierta altitud y no muy expuestas al sol producen vinos sabrosos, elegantes, minerales y con una increíble textura, como Nit de Nin Coma d'en Romeu, Les Manyes, Masdéu, Sant Antoni de Scala Dei y Clos Erasmus.

En la sierra de Gredos, Bernabeleva y Comando G producen vinos de garnacha deliciosos y fluidos de entrada, así como vinos de parcela extraordinarios, como la Garnacha de Viña Bonita de Bernabeleva y el espectacular Rumbo al Norte.

En Rioja, la garnacha es una de las variedades de las mezclas de vinos tradicionales, pero también se encuentran buenos ejemplos monovarietales como La Montesa de Palacios Remondo y el Flor de Muga Rosado en rosados.

Además, Navarra y Campo de Borja también ofrecen buenos vinos de garnacha. En Francia, la garnacha se usa en coupages para vinos rosados en Provenza y en mezclas tintas del Languedoc-Roussillon y el valle del Ródano, donde destaca en Châteauneuf-du-Pape y el famoso Château Rayas. En Estados Unidos, la garnacha está muy extendida y generalmente asociada a vinos económicos de la parte central del Valle Central de California, aunque también se encuentra en algunos grandes vinos, como el The Gorgeous Victim de la bodega Sine Qua Non.