El corcho natural ha sido utilizado durante siglos como el cierre clásico para las botellas de vino. Proveniente de la corteza del alcornoque, este material ofrece una combinación única de elasticidad y permeabilidad. La elasticidad del corcho permite que el tapón se expanda y selle herméticamente la botella, mientras que su permeabilidad permite que el vino evolucione y respire con el tiempo.
Sin embargo, el corcho natural tiene sus desafíos. Puede estar sujeto a la contaminación por TCA, un compuesto químico que puede causar aromas no deseados en el vino, conocidos como "sabor a corcho". Además, la extracción del corcho es un proceso que requiere tiempo y esfuerzo, lo que puede aumentar los costos y tener un impacto ambiental.
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