En un paisaje de ensueño, abrigado bajo la peña de Etxauri, flanqueado por las sierras del Sarbil y el Perdón, y con el rÃo Arga como delimitador natural, Bodega Otazu ha recuperado un pedazo importante de su historia al retomar el arte de hacer vino.
Durante siglos, la vid ha constituido una de las más importantes, cuando no la principal, riquezas agrÃcolas de las cuencas prepirenaicas navarras, incluida la capital del Reino, Pamplona, antaño importante centro vitivinÃcola, en donde se calcula que llegó a haber hasta 2.000 labradores que vivÃan de su cultivo. En el archivo de Navarra, en la parte dedicada a cocina y régimen alimentario de la corte de Carlos III (1411Â1425), los vinos de Eriete y Val de Etxauri (actualmente Otazu) aparecen entre los más destacados.
A esta historia de vino y viñedo se suma con peso y entidad la Bodega Otazu. Una antigua bodega, de estilo francés, construida en 1840 en el centro geográfico de la finca, con una capacidad en cubas de madera de roble de 200.000 litros. La Bodega Otazu supuso en aquellos tiempos una revolución al haber separado la bodega del casco urbano. Ciento cincuenta años después, se ha remodelado la bodega existente y se ha construido una nueva que comunica con la anterior. Nada le falta en la eficacia de las innovaciones. Nada le sobra en la búsqueda cuidadosa y constante de la hermosura. se desvela al visitante Un profundo sentido que, como lección perenne, se ha querido transmitir desde todas las perspectivas y rincones: el espacio del vino, la casa solariega donde adecuadamente fermentan las uvas.
